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Una jornada de 24 horas

Actualizado: 27 sept 2018

Normalmente las jornadas laborales son de 8 horas al día. Las personas suelen levantarse temprano, llegar a la oficina, almorzar y luego de unas cuantas horas llegar a descansar nuevamente a casa. Pues este no es el caso de un periodista y editor de un medio de comunicación.

Son las 6 de la mañana, el celular no para de sonar por la cantidad de mensajes que entran. Gustavo Montenegro (editor de Prensa Libre) se despierta y literalmente lo primero que hace al abrir los ojos es ver su celular. Es común, todos chequeamos nuestras redes, vemos más de algún mensaje y empezamos nuestro día. Montenegro no tiene tanta fortuna, su aparato no es más que una recopilación de periódicos de todo el mundo (El País, NYT, El Mundo) que debe leer entre las 6:00 y las 6:20 de la mañana, antes de alistarse para salir a trabajar.


Pasan solo 40 minutos desde que empezó el día y él ya tiene 200 mensajes de reporteros, sala de redacción, editores, y demás grupos en Whatsapp. Montenegro es el editor de cierre, sin embargo, al parecer, también abre, porque junto con 4 más se encarga de asignar lo que hay que cubrir para el día.


Llega a la oficina hasta las 12 del medio día, pero durante las 6 horas que lleva despierto ya sabe que está pasando en Guatemala, ya asignó notas, ya revisó las redes sociales del medio, y respondió algunas dudas de lectores. Quizá la jornada en la oficina no empiece tan temprano pero el periodismo es una labor de 24 horas, todos los días.


“Trabajar en un medio es estar en un ciclo que se repite una y otra vez”.


Ya son las 3 de la tarde y toca escuchar la radio para saber que notas de inmediatez lanzan. No es una competencia, pero sí se debe intentar llevar la delantera en cuanto a situaciones que puedan ocurrir.


Gustavo ya está listo para ver nuevamente las opiniones de los lectores a través de las redes y de actualizar cualquier información nueva en las notas que están en la web. Son tan solo las 5 de la tarde y la hora de salida es hasta las 11 de la noche.


Las 6 de la tarde es la hora más pesada para Montenegro, pues en media hora debe ver qué tanto impacto tuvo el papel un día anterior y evitar los errores para el día siguiente. A las 6:30 ya empieza a editar notas para el periódico impreso del siguiente día.


Son las 7 de la noche, ya solo faltan 4 horas para salir de la oficina. En este tiempo él aprovecha a escribir algunas notas pequeñas para redes y las publica. Luego se asegura que no haya ninguna falla para que el papel llegue sin errores a sus lectores.


Las 11 marcan la salida de la oficina, no obstante no marcan la del celular y el trabajo. Media noche y los mensajes siguen entrando, acumulándose para aparecerse a las 6 de la mañana otra vez.


 

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